21 febrero 2012

Espejo Roto. 1er Capitulo: Tras la ventana de la oscuridad.



Después de salir de salir de la cantina, Skiler miro sobre su cabeza buscando algún indicio de luz, no había nada, el cielo no estaba salpicado de estrellas como onzas de azúcar fincadas allí, el viento soplaba entre las calles empedradas y hacia que el cuerpo de la muchacha se entumeciera de frio y aferrara los huesos contra el abrigo verde botella afelpado que era lo único que tenia referente  a casa.

No quiso pensar en ello pero el torrente de recuerdos sucumbió su mente de manera apresurada, al igual que los malos pensamientos y aquella voz incitadora que la enloquecía.

Sus cabellos apenas le llegaban a los hombros en forma irregular, la cinta roja que los ataba no era suficiente para ocultar la fealdad de la mata de cabello, tan recortada y puntiaguda que a Skyler le daba pena solo mirarla al espejo. También su rostro había sufrido daños, estaba tan flaco que la barbilla parecía puntiaguda y feroz, lista para el ataque.

Hundió las palmas en los bolsillos y siguió su camino por las viejas calles del pueblo, las velas titilaban en sus respectivos faroles, desde que el ambiente se vio amenazado la gente del lugar prefirió hacer que estas pequeñas cosas de parafina alumbraran los caminos de cada uno. A la muchacha no le molestaba, la reconfortaba mirar la luz de las velas y ver su sombra delineada en las rocas, la hacían sonreír torcidamente, con aquella sonrisa que a todos les hacia calificarla de loca, pero no era de esperarse, después de estar unos buenos años en el manicomio por un delito que cometió o más bien, un accidente, fue mandada allí para recuperación mental, muchas enfermeras decían que cuando la encontraron gritaba cosas incoherentes y desquiciadas, culpando a un tipejo  de sombrero alargado y una bola de pelo grisácea.

-¡Eh, tú!-la llamaron desde sus espaldas pero cuando Skyler volteo la cabeza solo era el viento quien clamaba su atención.

Dejo que sus facciones se borraran del rostro y la mente vagara lejos como solía hacerlo dentro de aquella habitación acolchada. La arenilla tronaba bajo sus zapatos como un zigzag, ella alucinaba, nadie la estaba siguiendo.

Doblo a la izquierda a una calle inclinada y siguió su camino, mirando por las ventanas pulcramente cerradas con las cortinas destellos de luz de colores. Una melodía se oía a lo lejos, quizá The Civil Wars, o…We Are the Fallen, ella no estaba segura pero continuo caminando por el empedrado, mirando el rio correr a su lado, haciendo tintinear las hojas que rozaban sus rayos de agua.

-¿Quién anda allí?-gruñó Skylar mirando sobre el hombro-. Se los advierto-el labio inferior le tembló y volteo de inmediato la mirada, chocando con una profunda nada y el sonido del viento silbar.

En lo más hondo de la callejuela se veía una luz entrever, parpadeante y dorada reflejándose contra el piso empedrado, parecía llamarla con sus luces hermosas y elegantes. ¿Ir o no ir a la tentación? Skyler hurgo la bolsa de su abrigo y acaricio la pequeña llave de latón que se resguardaba bajo la capa afelpada que la mantenía a salvo del mundo al igual que mantenía a salvo el alma de Skyler.

Nuevamente oyó el crujido de unos zapatos y no dudo en sacar la navaja de su bolsillo y apuntar hacia el atacante, hubiera sido un chiste negro si un gato cruzase la calle corriendo con la cola moviéndose al viento pero esta vez no hubo tiempo para bromas negras, lo que cruzo fue una sombra desfigurada y con orejas metidas entre las patas. ¿Orejas tan largas?

La hoja del cuchillo tembló desapercibida y de inmediato se enfundo dentro del bolsillo del abrigo, Skyler no tenía tiempo para estúpidas alucinaciones de su mente loca, iría a ver aquella maquina rara y ninguno de sus extraños amigos imaginativos negros se lo iba a impedir.

-Skyler…-susurró el viento-. Skyler…-ella los ignoro y siguió su camino hacia el artefacto iluminado.

-Solo tú podrías andar por aquí a estas horas-dijo una señora soltando un bufido, cerrando de un portazo la puerta.

-¿Qué ruido hago, vieja?-exclamó Skyler apretando los dientes-. Ni quien quiera verla en naguas.

<<Tengo mejores asuntos que arreglar>>, dijo para si dentro de su mente, hundiendo aun mas las palmas por las fuertes ráfagas de viento y oyendo el repiqueteo de sus tacones.

-Eres una cosa curiosa-dijo la muchacha acariciando la piel de metal del artefacto, pintada de rojo y dorado como las maquinas de la feria. En su interior un millón de muñequitos coloridos estaban en una total inmovilidad esperando la moneda que los hiciera mover sus extremidades.

Como niña pequeña, Skyler pego el rostro contra el cristal e hizo pucheros, embarrando sus mejillas de su propia saliva y echándose a reír al ver su reflejo al otro lado.

-Veamos que puedes hacer-dijo Skyler introduciendo una moneda y esperando el momento de la música de carnaval.

A sus espaldas algo volvió a tronar y las luces de las velas se apagaron de un manazo, la luz del cielo no proporcionaba luminosidad, esa noche era una noche sin estrellas ni guías; Skyler aferro sus manos al metal y espero ansiosa, revolviendo los pensamientos de su mente y volviéndolos un torrente de tonterías.

Cuidadosa, la música emano de la parte inferior de la maquina y rechino un poco, las figuras se movieron con fragilidad  y tintinearon. Cada bracito de cada monito se movió como saludándola. Skyler lanzo una risotada llena de alegría.

La música subió de volumen y con ello su felicidad, pero con más tiempo que transcurriera la música se distorsionaba y chirriaba. De repente ya no era tan melódica como en un principio, era terrorífica e intimidante, como los soundtrackt  de películas de terror, que pusieron los vellos de la nuca en punta.

Skyler se alejo del artefacto a traspiés y miro a los muñecos voltear la cabeza hacia ella y desplegar una sonrisa aterradora enseñando una pila de colmillos. Un humo salió de dentro de los cristales y serpenteo hacia la chica, que, a punto de gritar, cayó al suelo sorprendida y admiro a los demonios salir de la caja, caminar hacia ella y llamarla por su nombre de pila.

-Solo un sueño, solo un sueño-intento convencerse Skyler, temblando en el suelo.

Sus palabras no la convencieron; de un salto se levanto del piso de rocas y corrió calle abajo, dejando caer un objeto de su bolsillo que dejo salir un sonido hueco, no había tiempo para recogerlo, su vida estaba corriendo peligro al igual que su alma.

-¡¡NO!!-chilló ella viendo la mano de la niebla rozar su tobillo-. ¡No!

Doblo a la derecha y se introdujo a un callejón apestoso a humo, los cubos de basura se desperdigaron en el suelo y el olor fue peor.

Salió del callejón y corrió justo enfrente de la librería que hace unas horas visito. Trago saliva y volteo la cabeza, la niebla seguía tras de ella como un perro faldero.

-¡¡NO!!-gritó oyendo como su voz tomaba un volumen más alto y se distorsionaba.

Volteo la cabeza, no estaba en el piso de concreto en el que recordaba, ahora bajaba al fondo de un hoyo negro, una coladera pestilente y con concentrado a mierda, ¡oh, no! Había caído a una coladera, caería al mar de mierda y se ahogaría, eso era peor que los mil y un millón demonios dentro de su cabeza.

-¡¡NO!!-chilló viendo todo borroso a su alrededor, con ese maldito olor concentrado en la punta de la nariz. Abrió la boca por accidente y deseo no hacerlo, toda el agua puerca se metería a ella y sería el fin pero…no sucedió nada, no se oyó el sonido del agua salpicar, simplemente el removimiento de césped bajo sus dedos.

Bajo la mirada y contuvo el aliento, el ambiente seguía oscuro pero…no estaba en el paraíso.

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